Muchas resultan las quejas de pacientes con respecto a las acciones de centros de salud, por no permitir ser ingresados, cuando carecen de determinadas sumas económicas para depositar en admisión.
La verdad, nadie quisiera verse en el impasse de estos pacientes, donde fríamente son impedidos a recibir atenciones médicas, solo, por la limitación en el momento de la disponibilidad de recursos con fines de acceder a servicios indispensables y contemplados entre los derechos fundamentales.
La crudeza en el trato, evidencia un alto nivel de deshumanización del ejercicio de la medicina.
Lamentablemente, están llevando a los pacientes a empoderarse frente a la impotencia que genera la negación a prestar servicios asistenciales.
Debemos aprender a calzar los zapatos de los pacientes más vulnerables.